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San Lucas 5:4,5

“Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.”


Un año más, aunque el que pasó nos dio alegría y tristeza; pero viendo hacia adelante siempre nos comprometemos a ser mejores y a alcanzar esas cosas que no pudimos alcanzar o nacen nuevos sueños y metas en nuestra vida; no ignoro a esas personas que los fracasos le hicieron pensar y creer que no pueden continuar y que los sueños son solos sueños y que nunca serán reales; sea cual sea el esfuerzo que hagan siempre serán los mismos, y aunque caminan se sienten muertos ya que no tienen razón para continuar adelante y luchar por lo que anhelan.

En una ocasión un grupo de pescadores profesionales fueron a pescar de noche con sus barcas y todos las herramienta necesaria para su labor de costumbre, con todo listo para hacer lo que mejor sabían hacer, nada podía salir mal, tenían las redes listas, las barcas prestas para el trabajo y lo más importante la experiencia que ellos tenían para esa labor. Fueron al punto donde solo ellos sabían que estaban los mejores peces y que nunca fallarían; lanzaron sus redes y esperaron unas horas y notaban que algo raro pasaba ya que en el lugar donde deberían estar los peces no había nada y fueron a otro y a otro y otro, y paso lo inexplicable no pescaron nada en toda la noche.

Qué triste suceso toda una noche de trabajo y no conseguir nada, que estaría pasando por las mentes de estos hombre exhaustos, utilizando el poquito de ánimo que les quedaba para recoger y limpiar sus redes. ¿Cómo se sentirían? y ¿qué pensarían ellos de sí mismos? creo que unos se dirían ¿Qué hice mal?, otros ¿Por qué Dios nos castiga, no está contento conmigo?

Seguramente todos nosotros en algún punto de nuestra vida nos hemos sentido de esa manera por alguna situación que hemos vivido y el sentimiento de fracaso es inevitable y el dolor por no saber cómo remediarlo está en nuestros corazones y cada latido nos recuerda lo mal que nos fue y lo duro que serán los días siguientes de nuestra vida; ya que para muchos la experiencia no nos bastó para alcanzar lo que esperábamos.

Estos pescadores no esperaban que ese día fuese especial en sus vidas ni mucho menos que se recordaría por generaciones como el día que salieron a pescar y aunque eran veteranos en sus trabajos no consiguieron nada; solo el cansancio por el intento fallido de la pesca. Pero paso algo que no esperaban llega un carpintero el cual hablaba como nadie y daba una seguridad con sus palabras la cual alentaba cualquier alma desanimada.

Jesús llego en el momento preciso cuando estos pescadores lo necesitaron y aunque el afán de su vida en ese momento era la necesidad de conseguir el sustento, él le mostro un mejor camino saciando la necesidad que tenían y les dio una misión mayor a la cual se ocuparían el resto de sus vidas: ¡Ser pescadores de hombres!

El Maestro le pidió a Pedro que le permitiera entrar en su barca para enseñarle la palabra a la gente que se habían acercado y el accedió y por ende el tubo que escuchar ese mensaje, a la verdad no sé de qué trataría, podría ser confianza en Dios, o fe, o comentaría las proezas que Dios hizo en medio de su pueblo en tiempo difíciles; de verdad que no lo sé, pero si se que produjo fe en el corazón de este pescador para decir “aunque he trabajado toda la noche sin conseguir nada; pero en tu palabra lo haré”

Hermano y amigo lector siempre hay momentos que sentimos que todo terminó y que ya no podemos continuar, pero quiero que sepas que cuando le des lugar al Maestro en tu barca para que te enseñe la palabra, la misma va a producir fe en tu corazón y aunque en muchas ocasiones la razón te diga que no puede ser o que estas cansado para realizar otro intento que lo más seguro es que obtengas el mismo resultado que el primero, la fe te hará decir “por tu palabra echaré la red”.

Este año presenta nuevos retos y hay qué tener nueva visión en todo lo que hagamos y con la mente clara de que seremos mejores cada día ya que el Señor es el capitán de nuestra barca y por ende el tiene la responsabilidad de darte lo que necesitas para que seas un vencedor. Pedro comprendió la autoridad de Jesús y actuó con fe, de igual modo comprende que él está contigo y siempre te ha ayudado.

“Este año será lo que tu quieres que sea, ganes o pierdas lo importante es aprender de lo que estas viviendo y de esta manera alcanzarás lo que hasta ahora pensaste que no podías”

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