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"Nadie, absolutamente nadie viene a DIOS sino por medio de Cristo Jesús".

Este ha sido el mensaje central de la fe Cristiana, desde Cristo mismo, hasta el día de hoy. Puedes negarlo y decir: "No creo esto" o "estás equivocado". Pero esta ha sido la enseñanza central del Evangelio que define al Cristianismo por lo que es: no un sistema de reglas, de "haz esto" y "no hagas aquello", sino un mensaje que audazmente proclama a Cristo como el único puente entre DIOS y el ser humano. Los cristianos podemos estar equivocados; podríamos haber sido engañados por este tal Jesús de Nazaret (hablo como hombre); pero independientemente de eso, esto es lo que significa ser Cristiano: proclamarlo a ÉL como el único camino al Cielo. Como valientemente proclamaron los santos apóstoles al mundo antiguo: 

"Este Jesús es la piedra desechada por vosotros los constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos" (Hechos 4:11-12). 

Y nosotros, ahora, casi dos milenios después, en este nuevo siglo, igualmente proclamamos, aunque sea políticamente incorrecto y cada vez más "intolerado" por el "ethos tolerante" de la cultura predominante de nuestro tiempo:

SOLO EN CRISTO HAY SALVACIÓN.

- Joshua Enior Jiménez
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Leyendo un libro sobre la vida de Cornelius Van Til, conocido como el príncipe de la apologética cristiana del siglo 20; captó mi atención la manera en que este hombre se reconocía a sí mismo como un pecador salvado por la gracia divina. En cierta ocasión por la que pasaba por una situación difícil expresó:

“Ojalá no fuese tan horrible pecador como soy, constantemente preocupado. ‘Por nada estén ustedes afanosos, sino sean conocidas sus peticiones delante de  Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias’. Solamente si hacemos esto, la paz de Dios guardará nuestros corazones y mente en Cristo Jesús. Sin embargo en esto fallo diariamente” (Cornelius Van Til)
Y es así, cuántas veces he fallado a Dios entregando mi mente a tantas preocupaciones de la vida, dando paso a la ansiedad. Es importante nunca olvidar que su gracia nos ha salvado y es esta gracia la que nos ha de cuidar hasta el fin de los tiempos.

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Vivimos tiempos difíciles, no es sorpresa ninguna que muchos de nosotros sintamos temor en algún momento debido a situaciones que escapan de nuestro control. La realidad es que en reiteradas ocasiones nos sentimos más seguros si “nuestro mundo” se ve y se siente tranquilo. No obstante, cuando alguna cosa amenaza con arrebatarnos ese sentimiento de paz y estabilidad, enseguida nos desesperamos. Hermanos, no temamos, no permitamos que nuestro corazón se inunde de dudas, recordemos en quién hemos creído.

Dios que hizo los cielos y la tierra está con nosotros. Él como buen Padre amoroso nos ha dejado su Palabra, allí encontramos aliento, fortaleza y esperanza para sostener nuestros corazones en el camino a la eternidad. Quisiera recordarles las Escrituras cuando nos dicen: 

Dios es nuestro refugio y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sufra cambios,
Y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;
Aunque bramen y se agiten sus aguas,
Aunque tiemblen los montes con creciente enojo.

Hermanos, en medio de todo el caos que estamos viviendo, tenemos la certeza de que Dios es nuestro refugio. En tiempos como éstos en que sabemos que el Señor está juzgando la tierra y sus habitantes, sabemos que, para sus hijos, aquellos que hemos sido redimidos por la sangre preciosa de Jesucristo, para nosotros, hay fortaleza en el Señor. Por tanto, hermanos, no temamos. Sigamos aguardando con esperanza la promesa de que un día estaremos con nuestro Dios en aquella ciudad celestial donde no habrá más temor.

Oremos unos por otros para que seamos sostenidos en el Señor. Brindemos palabras de ánimo y consuelo a nuestros hermanos que sufren y están abrumados. Busquemos maneras en las que podamos compartir nuestra esperanza con aquellos que no tienen ninguna. Sobre todo, que no sea el televisor o las redes sino Su Palabra donde vamos a encontrar una mirada correcta de la situación que no rodea. No temamos, el Señor es nuestro refugio. 

Pastor Andy L. Quesada
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