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Génesis 6:5,6

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.”


Acabamos de salir de diciembre, donde en muchos hogares se “celebraba el nacimiento del niño Jesús”, donde todo parecía un cuento de hadas, hogares adornados (a pesar de las consecuencias del racionamiento eléctrico en el país), niños recibiendo regalos, hombres y mujeres abrazándose y “perdonándose” las fallas del año que culminaba, familias enteras cenando y mientras comían las 12 uvas, pidiendo deseos al dios (en el que creen a su manera) para tener prosperidad en el año venidero, etc, etc, etc.

Años atrás al finalizar el año, seguía ese ambiente navideño por unos cuantos días mas, la gente anhelaba permanecer en ese ambiente de paz y amor; lastimosamente hoy día esto ya no se ve en nuestra sociedad, pues no ha finalizado el año cuando ya se escucha en las calles los calipsos, esperando el carnaval, fiesta pagana donde se adora al “rey momo”, es decir, al mismo Satanás.

No logro entender como mucha gente que hace unos días esperaban la llegada del niño Dios, hoy día están abarrotando las principales avenidas de las ciudades viendo carrozas llenas de homosexuales, lesbianas y cuanta cosa abominable ante los ojos de Dios. Padres y madres llevando a sus hijos a disfrutar de estas fiestas paganas ignorando por completo todo lo que se esconde detrás de estas fiestas, atando desde pequeños a sus hijos, para luego unos años mas tarde lamentarse porque sus hijos son dolores de cabeza para sus mismos padres y la sociedad en la que se encuentren.

Lo más triste de todo este caso, es que hay pueblo de Dios que sabiendo lo que se esconde detrás de estas fiestas, llevan sus hijos y hasta ellos mismos disfrutan de estas fechas sabiendo que esto no agrada a nuestro Dios.

Según Wikipedia y otros sitios de información, “Un carnaval es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana, con fecha variable (desde finales de enero hasta principios de marzo según el año), y que combina algunos elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle. A pesar de las grandes diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol. El origen de su celebración parece probable de las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el Dios del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del buey Apis en Egipto.” Además de esto: “El carnaval tiene su origen en las fiestas paganas que se realizaban en Sumeria y Egipto y en las saturnales del Imperio Romano, que veneraban a Saturno, señor de la cosecha. Eran ritos de purificación, celebrados en el mes de febrero y que daban cuenta del pasaje de un año a otro en el que se producía la renovación del cosmos. En esos festejos los romanos se entregaban a los designios de una deidad de la mitología griega, Momo, dios de la burla y la locura, famoso por divertir a los dioses del Olimpo con sus críticas agudas y mímica grotesca.”

El “dios momo” personifica la crítica jocosa, la burla inteligente. Habitualmente se le representa vestido de arlequín, escondido tras una máscara que levanta de los rostros de los demás, o del suyo propio, y acompañando cada una de sus manifestaciones con un palitroque terminado en forma de cabeza de muñeco, símbolo de la locura.

Con tanta información disponible hoy en día, es ilógico que la gente siga dejándose engañar por el diablo, y le sigan adorando con la única intención de llevarlos a la perdición.

Amigo lector, San Lucas 19:10 dice “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” y también dice en San Juan 3:16-18 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Adicional a eso la Biblia dice “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

Amigo lector, valoremos el sacrificio que hizo nuestro Dios por cada uno de nosotros, sirvámosle al Dios de los cielos y recibiremos a cambio vida eterna, amor, paz y gozo en nuestras vidas.

Autor: Kenny Quijada
Escrito para: Ministerio Vivo Para Cristo y Devocional Diario

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