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Empecé en el camino cristiano con una buena opinión sobre mí mismo: “no robo, no mato, no fornico, no chismeo ni calumnio, o sea una buena persona diciendo solo algunas mentirillas blancas”. Entre los cristianos, unos me parecieron normales, otros apasionados, algunos fanáticos, no faltó quien me profetizara que al avanzar en el camino cristiano me iría sintiendo distinto, que vería la vida en forma diferente y que en general nunca volvería a ser el mismo, que todo cambiaría, incluyendo las cosas que consideraba paradigmas inamovibles. Lo vi como fantasía, ¿cambiar yo?, si ya no era un niño que cambia de voz, dientes e intereses.

Con el correr del tiempo pude darme cuenta de lo equivocado que estaba, el cambio se dio, el cuento es sencillo, por ejemplo: todavía hay amigos que me preguntan sobre el vuelco de ciento ochenta grados que di al dejar de escribir solo de política de hombres, para centrarme mas bien en “el hombre”, al respecto le confesé a un contemporáneo de universidad y partido: “perdí mis esperanzas enarbolando solo la bandera de la democracia, la he cambiado para hacerlo y con mayor vehemencia con la del cristianismo: “no es posible construir una buena pared con ladrillos defectuosos”.

El verdadero cambio, el auténtico hombre nuevo, solo nace después de conocer a Cristo y empezar a caminar en su camino, esto no significa que para la fecha sea modelo de cristiano, esto es una lucha diaria en la que cada día se aprende más y cada día se está mas seguro de que falta aún mucho más por aprender.

Mateo 7:3 habla sobre lo fácil que resulta ver la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio”, tras esto me pregunté como verían los demás la “paja en mi ojo”, allí me di cuenta de lo difícil que resulta tener clara conciencia de la imagen que proyectamos.

En mi rutina semanal no solo está incluido este artículo, también preparo resúmenes para los estudios bíblicos que hace mi célula cristiana cada jueves; en ambas tareas he descubierto cosas que por ser obvias no las había considerado; preparando material se aprende mucho mas que escuchándolo en una clase, en esta oportunidad he aprendido muchísimo afinando material para un taller de matrimonios, al punto de ver aristas y detalles que nunca antes vi, detalles que a pesar de ser tan visibles pasan inadvertidos, en ese estudio encontré el siguiente pensamiento: “cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior un abogado interno, que escondido dentro salta en defensa nuestra presentando a nuestra mente los mejores argumentos para justificarnos y ganar”, lo malo del asunto es que no siempre se gana ganando ni siempre se pierde perdiendo, la frase no parece lógica pero lo es, todo depende en como definimos eso de “ganar”, “¿qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma” (Marcos 8:36), estudiando el como se interrelacionan los hombres, en especial las parejas, descubrimos las muchas veces que ganamos cosas pero perdiendo alma y felicidad.

¡Doy gracias a Dios por mis tareas!

Autor: Helmut Schatte
Escrito para: Ministerio Vivo Para Cristo

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