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Si cae café en la ropa o se accidenta el carro, probablemente, declaremos: “se nos echó a perder el día”, eso podría pasar un lunes, cualquiera, pero nunca el día anterior al de salir de vacaciones, entonces cualquier cosa que pase, parecerá irrelevante. Vivimos entre hombres y esos hombres parecieran no estar muy preocupados por hacer cosas buenas. Piense en el entorno: camino al trabajo, de mañana, empezamos a molestarnos por las colas, por los “vivos” que adelantan por la acera o por quienes atropellan, en forma atrevida y prepotente, los “come semáforo”, y al llegar a la oficina, la oportunidad de enterarnos por el periódico de la cuota de asesinatos del día anterior, de la injusticia y de la arbitrariedad que reina, cada día más.

Casi todo el mundo se queja de la vida. Los que ganan mucho porque desean ganar más, los que ganan poco (que son mayoría), el tráfico, los niños, el costo de la vida, las calamidades del gobierno, y tanta etc., pero casi nunca pensamos y tomamos decisiones derivadas de un: “no me gusta lo que siento y veo”, este simple raciocinio debería ser punto de partida para una decisión importante en nuestras vidas: si no me gusta cómo me siento, si no me gusta vivir de carrera en carrera, gastando el dinero más rápido que de lo que demoro en ganarlo, ¿para qué? ¿por qué no cambiar lo que vengo haciendo?

Al fin y al cabo, sería la única forma de obtener un resultado diferente al de un cáncer de colon, un ACV, un infarto, o respirar o circular la sangre por medio de aparatos pegados a ese cuerpo, vuelto miga, por tanto abuso.

Nos ocupamos, toda una vida, en comprar “lo mejor”, bebiendo “lo mejor”, comiendo “lo mejor” viviendo en la “mejor” urbanización, alardeando de manejar “el mejor” carro, en resumen: viviendo una vida en apariencia mejor, como si todo lo bueno se refiriera a las cosas materiales, precisamente esas que se pudren o se oxidan, ¿es ese el destino del hombre?

Si usted siente ser algo más que esos animalitos que tiene en casa, que vino al mundo con un propósito, entonces recuerde que “no sólo de pan, vive el hombre”, sea inteligente: no alimente sólo su cuerpo, recuerde que tiene un espíritu al cual alimentar para elevarse por sobre a los compañeros de la escala animal. Todo parecerá irrelevante ante la certeza que viene “algo bueno”.

Los cristianos, sin ser santos ni perfectos, luchamos por controlar nuestro carácter y nuestra lengua, a diferencia de los que piensan solo en lo material, tenemos la certeza que no moriremos, solo habremos llegado al lugar señalado en Mateo 7: 14: “a esa estrecha puerta que conduce a la eternidad a través del angosto camino que lleva a la verdadera vida, esa que pocos hallan”.

“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1).

Autor: Helmut Schatte Vera

1 comentarios:

Deja que el Espiritu Santo guie ru vidalo que nos hace reconfortarnos y actuar muy bien es Dios...

Te deseo lo mejor, que la presencia te acompañe.

bendiciones, mi querido colega en Cristo.

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