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Algunos en su desesperación recurren al uso de “declaraciones”, suerte de afirmación / orden que se supone debe tener efecto inmediato, algo muy parecido a lo que hizo Jesucristo cuando entre sus tantos milagros sanó a dos ciegos (Mateo 9:27-29), teniendo un efecto instantáneo, emulando su ejemplo dan órdenes cual reencarnación divina. Los que intentamos ser cristianos y recurrimos al “manual del fabricante” (la Biblia), estamos muy claros que pretender tener la misma autoridad que Jesucristo es prácticamente una blasfemia; somos hombres de carne y hueso, con defectos y debilidades, para no usar la palabra pecadores que molesta a algunos. Intentamos copiar milagros y olvidamos que el propio Jesús nos enseñó a pedir en oración con mucha fe y en estado de obediencia.

Las crisis situacionales no se resuelven con magia ni pidiendo un Mesías que nos saque del atolladero. Son demasiados los que gimen en medio de la crisis como si la salida no existiese, olvidando que al contravenir una ley universal que afecta nuestras vidas mas allá de lo que muchos siquiera soslayan; me refiero a “causa y efecto”, si no se cambia lo que se hace; no cambiará el resultado, si no se cambia el pensamiento, que es el que genera los actos; no cambiará la forma de hacer las cosas, el asunto es sencillo: cualquier cosa que se haga Y que contravenga el diseño de algo creado, no tendrá efecto y en la mayoría de los casos puede resultar en deterioro fatal. Esto es válido para cada acto de nuestras vidas.

El Creador nos ha enviado miles de mensajes los cuales en nuestra sordera no oímos y en nuestra ceguera no vemos, como el Salmo 118: 6-9: “El Señor está a mi favor; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?. El Señor está por mí entre los que me ayudan; por tanto, miraré triunfante sobre los que me aborrecen. Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en príncipes”.

Teorías de hombre no salvan de la destrucción, quien así hace sencillamente desconoce a Dios, circunscribe la visión de la humanidad a la de un hombre-animal que vino al mundo a satisfacer sus necesidades corporales. Se burlan afirmando que la religión es “el opio del pueblo”, como si creer en Dios fuese una forma estúpida de huir de la realidad material o que se usa como droga que atonte al explotado para que no se rebele.

Debemos pedir a Dios misericordia para quienes sustentan estas propuestas, hechas a la medida y dirección de Satanás para promover una vida al servicio de las necesidades materiales, alejándolo de toda noción de espiritualidad.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos Mateo 7:21. Si los humanos cumpliésemos con la forma de vida descrita en la Biblia no sería necesario seguir inventando teorías políticas de liberación, la única libertad está en Jesucristo, quienes no la busquen se perderán nada más y nada menos que la vida eterna y lo menos que podrían esperar es el infierno.

Escrito para: Diario El Tiempo y Ministerio Vivo Para Cristo

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