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Asombra poder comprobar cómo la mentira se ha popularizado al punto de que se hace cotidiano hablar de “mentiras blancas”, “no dañinas”.

La pregunta surge obvia: ¿puede una mentira ser inofensiva?, al aceptar esta falsa premisa empieza el verdadero problema, se empieza por poco y se termina con mucho, lo mismo pasa con robar, ser infiel y hasta matar, quien roba “un poquito”, la próxima vez robará un poco más, quien acepta la posibilidad de traicionar; la próxima vez traicionará un poco más, ¡qué terrible!; está comprobado que quien mata, la próxima vez matará con más facilidad.

He aquí la trampa que nos pone el maligno: nos va acostumbrando, poco a poco, a su veneno en pequeñas dosis para que al final seamos adictos a cantidades mayores, ya no es necesario que vengan espíritus malignos a poseer nuestros cuerpos es mucho más eficiente poner la tentación como anzuelo, la primera vez con uno chiquito que se tragará fácilmente, pero hará que el próximo sea cada vez más grande y más fácil de tragar.

Nuestras realidades se han vuelto mentirosas, así todos los días nos llegan mensajes para sembrar pánico mediante rumores falsos de bancos quebrados y de apagones indefinidos, también vemos campañas que intentan convencer a los ciudadanos de que la falta de energía eléctrica es por culpa exclusiva del fenómeno de El Niño, olvidando la falta de una verdadera previsión, pues las sequías y años lluviosos son predecibles mediante algo que se llama “estadística”. Cada ciudadano corriente ve como oficialmente se ignora o se niega la corrupción y el enriquecimiento súbito y ostentoso del vecino “enchufado”.

Se alega con mucha desvergüenza que el hecho de que todos los poderes del Estado estén en manos del Presidente no significa destrucción de la democracia. De moda está el vestir la mentira de eufemismo: “políticos presos” para esconder a los presos políticos, “retención” para disfrazar el secuestro…¡mentiras!, la única verdad es que la mayoría de los que somos simples mortales vemos sólo una parte muy pequeña y engañosa de la verdad, ella bailotea ante nuestros ojos cual iceberg que oculta las nueve décimas partes bajo el nivel del agua.

Miente quien afirma que se puede ser marxista y cristiano, miente quien se dice cristiano y explota a sus obreros y empleados, miente y roba quien altera pesos y precios, miente quien se hace llamar autoridad, miente quien ordena al hijo que atiende al teléfono un “dile que no estoy”.

“Buen siervo y fiel, sobre lo poco has sido fiel, sobre lo mucho te pondré” (Mateo 25:23) válido para quienes no crean que se empieza por poco y se termina por mucho.

“Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”. (2 Corintios 11:13-15).

¿Queda claro el mensaje para quienes siguen a los cultores de la mentira?

Autor: Helmut Schatte
Escrito para: Diario El Tiempo y Ministerio Vivo Para Cristo

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